martes, 11 de febrero de 2014

Motivación en la partida (II): La encuesta maldita.

He tenido bastantes problemas con la encuesta de la que habla la entrada sobre motivación en la partida. No he tenido mucho tiempo estos días para ponerme con ello, pero aún, a falta de 20 días, vamos bien para trasladar la encuesta  un formulario de Google Drive. Es totalmente anónimo y se puede hacer en el siguiente enlace.


¡Muchas gracias por participar!

lunes, 10 de febrero de 2014

[Actual Play] De Ôsman a Robleda. AelMdE

Uno de los problemas que más me estoy encontrado a la hora de jugar y de dirigir partidas es la flexibilidad. Según nos hacemos más viejunos cuesta más conciliar muchas cosas y entiendo que haya momentos en los que puedan existir preferencias, entre las que están las mías. Por eso, en mi grupo habitual, estoy buscando como director tener abiertas una serie de partidas que no se resientan por la ausencia de los jugadores. Por esto he empezado una partida de Aventuras en la Marca del Este sin más pretensiones que contar una buena historia y que sea entretenida, disfrutando de una fantasía clásica y alejada de experimentos con gaseosa. Dicho esto, aquí va el primer Actual Play, que me servirá para tener al día a los jugadores. ¡Espero que lo disfrutéis!


De Ôsman a Robleda - Año 72 de la E.E. 2 luna del tercer mes de la Estación de la Recolección.

Ôsman, la tercera ciudad en importania de Virsitána finales de la Estación de la Recolección. Han pasado varios años desde la Batalla del Sagrario. Hoy ocupa el trono de Valion la Reina Vigdis II. El Camino de la Mantícora es una de las rutas más importantes que enlaza el este con el oeste. Ôsman es una ciudad muy singular, que representa una de las líneas de defensa más occidentales de Virsitán contra el Reino de Ungoloz. Hasta ésta ciudad han llegado Arthur Mantur y el gnomo Sibo. Arthur es un asesino y se ha encargado de un feo asunto entre dos mercaderes de telas y algo de un pedido no asegurado. Sibo, apasionado por la alquimia y por como conseguir enriquecerse con muy poco esfuerzo: busca tener una moneda de cada reino y poder estafar en cualquier lugar del mundo. Han hablado con el Capitán de una caravana, Lucio Séneco. Por unas monedas y de forma independiente cada uno de ellos ha contratado un viaje hasta Robleda.


Palacio de Ôsman


Mohdar El-Bittin
De la caravana destaca especialmente un Virsitaní, Mohdar-El-Bittin. Se trata de un hombre viejo, de barba totalmente blanca que viaja acompañado de 2 eunucos y carga un cofre desvencijado de 2 metros de largo, 50 de ancho y 50 de alto. El grupo se pone en marcha pero tras apenas una hora de camino, una patrulla de exploradores de Ôsman les dan el alto y les piden que se vuelvan a la ciudadela. Un grupo de hombres de Ungoloz avanzan hacia las tierras de alrededor y lo mejor que pueden hacer es volverse y esperar a que les hayan hecho frente. Lucio Séneco manda dar media vuelta y finalmente acaban llegando sin problemas a Ôsman. El malestar de algunos de los comerciantes se hace patente. Esto supondrá al menos un día de retraso y un mayor gasto de alojamiento, que desde luego ninguno tenía pensado. 

Esto afecta también al gnomo Sibo y a Arthur. Se han visto obligados a negociar un precio aceptable por pasar una noche más en "El Descanso del Emir", la posada que hace las veces de origen de la caravana que comanda el Capitán Séneco. No es una posada muy grande y se encuentra cerca de las murallas, alejada del bullicio del importante Zoco de Ôsman.

Para poder acomodar a todos los hombres de la caravana a la vez, y cuando el posadero contaba con tener vacías las habitaciones, ha conseguido sacar huecos de debajo de las piedras, o de las habitaciones de los empleados. En ellas duermen Sibo y Arthur juntos, por ser los únicos que iban por su propia cuenta en la compañía y en la habitación de al lado, Mohdar con sus dos eunucos y el cofre destartalado. 

Durante la cena, que es servida en el patio exterior de la posada para los hombres de la caravana, Sibo se muestra muy curioso con el origen del cofre, revelando la personalidad de El-Bittin. Un hombre arisco, pero sobrio, al que no le gusta que se metan en sus asuntos. Sibo no para de hacer preguntas incómodas y que se refuerzan cuando demuestran que tanto el cómo Arthur habían estado haciendo cábalas sobre el contenido del cofre a la vez que se instalaban en su habitación. Preguntando por pesos y medidas. Resulta revelador cuando Sibo se percata de dos cicatrices muy cercanas en el cuello de Mohdar, y le pregunta por ellas. Según el Virsitaní se trata de mordeduras de Víboras del Desierto. Una especie terriblemente venenosa de serpientes que deja a sus espaldas muy pocos supervivientes a sus mordeduras. Mohdar enseña otra cicatriz igual en el brazo, para sorpresa de la mesa. 

Según cuenta, si la muerte no llega con el primer mordisco y se cura. El cuerpo consigue cierta inmunidad a futuro. En ningún caso es una experiencia agradable. Eso deriva a que la conversación sobre el contenido del cofre pase de ser un gran botín de oro a un botín de serpientes. La insistencia de Sibo y la hostilidad que acompaña a la conversación por parte de Arthur hacen que Mohdar eleve el tono y sea Lucio Séneco quien intervenga para pedir calma. Parece que la discusión acaba con el apetito de El-Bittin. El y su hombre se recogen hacia su habitación. El segundo eunuco no se ha presentado en la mesa, suscitando este hecho las sorpresas del curioso Gnomo.

Sin mucho más que hacer y cavilando sobre lo singular del hombre oriental, Sibo y Arthur acaban durmiendo en sus catres.

En la profundidad de la noche un cántico bastante macabro despierta a Sibo "Ahm lim dam", "Ahm lim dam"... el rezo surge de la habitación de al lado, dónde duerme Mohdar. Es melódico y sosegado. Sibo despierta a Arthur y escuchan atentamente las voces. Parece que nadie más las escucha. Sibo se asoma con tremendo cuidado a la puerta y puede observar como de los agujerillos de respiración de la habitación de al lado sale una fortísima luz blanca.

Con la ayuda de Arthur consigue asomarse hasta el hueco, quedándose cegado por unos instantes. La luz es terriblemente blanca y pura y llena la habitación a rebosar. Ni el gnomo ni el humano saben muy bien que hacer. Vagabundean por la plaza de la posada, en absoluta calma. Se acercan a la fuerte central, donde se sientan a observar el cielo estrellado y a decidir que hacer. Al final acuerdan que no dirán nada ni despertarán a nadie. No parece que nada extraño esté sucediendo...

De nuevo en la habitación, Sibo intenta permanecer despierto, a la escucha, pero el sueño hace presa de él y acaba durmiéndose. Hasta que unos golpes y gritos les despiertan por la mañana. Durante la noche alguien asesinó a un caballo y sacó toda su sangre. Era uno de los mejores caballos que tenían en la posada, utilizado para el intercambio en los refrescos de algunas caravanas de bastante importancia que frecuentaban la zona. Los guardias de la posada estaban amenazando con echar la puerta abajo así que no les quedó más remedio a los Aventureros que salir, por la fuerza.

El asunto era bastante oscuro. En la fuente, una construcción de elegante estilo Virsitaní, había un caldero de madera, del pozo, con restos de sangre. Alrededor de la zona varios restos de charcos de sangre, algunos bastante diluidos y por último, y la prueba inculpatoria, pisadas de dos personas que coincidían con Sibo y Arthur y, además, se dirigían a su habitación. 

Hubo una discusión importante entre el dueño de la posada Ahmed Yfzahl sobre lo que tendrían que pagar por el caballo muerto. Aunque los argumentos del gnomo eran bastante coherentes, el posadero se negaba a dejar partir a la caravana sin armar un escándalo importante con la guardia a no ser que alguien le recompensase por el caballo muerto. Al final, con la intervención de Lucio Séneco, se acordó que toda la caravana pagaría una pequeña parte. En total sumarían 40 monedas de oro. El hombre de La Marca se mostró razonable y desde luego, los argumentos de Sibo y Arthur eran lógicos. 

Al grupo no le gustó mucho seguir perdiendo dinero y durante las primeras jornadas de viaje hubo bastante malestar y miradas dura a los dos hombres que viajaban solos, pero que no tardaron en trabar cierta amistad dado los últimos acontecimientos. 

Los Gnolls que asaltaron a la caravana
Dejaron Virsitán atrás y continuaron por el camino de la Mantícora. Ya prácticamente al final de Alameda, la caravana fue atacada por un numeroso grupo de Gnolls. Todos tuvieron que poner de su parte para sobrevivir y acabar con los asaltantes, pero con bastante mala suerte. Murieron prácticamente todos los guardias de la caravana y los dos que quedaron en pie, estaban muy malheridos. Peor suerte había corrido Lucio Séneco, prácticamente en coma por la batalla, sólo tuvo tiempo para exhortar al grupo a que se dirigiese hacia el sur. Que buscasen una fortificación en la llanura dónde encontrarían una guarnición de los ejércitos de la Marca. Les estaba pidiendo que encontrasen Torregnoll...

Los pocos que quedaban vivos del grupo ataron las carrozas entre sí, tiradas por los pocos caballos que habían conseguido recuperar y se dirigieron al sur a través de la espesura. Era la tercera luna del segundo mes de la recolección. El tiempo refrescaba y había varios heridos que compartían hueco con los cargamentos de telas y especias. También con el extraño cajón de madera y uno de sus guardianes. El otro eunuco había caído y, como los otros dos comerciantes que quedaban en pie, Mohdar se había refugiado en un carromato mientras los hombres de armas hacían frente a los Gnolls. Sibo y Arthur habían acabado bien parados. Ahora quedaba lo más duro. Encontrar la torre.

Gentes y lugares


Gentes

  • Mohdar El-Bittin.
    • Comerciante de Virsitán. Se trata de un hombre mayor, de más de 50 años, con una espesa barba blanca y ropas austeras pero muy limpias, combinando un blanco con un negro impolutos. Se trata de un transportista. Por la cantidad de dinero adecuada lleva lo que se le pida, de un lugar a otro, sin excesivas preguntas. En general tiene hombres a su servicio, que pueden ser eunucos de aspecto fiero.
  • Lucio Séneco.
    • Capitán de una de las caravanas comerciales que unen Ôsman con Robleda a través del camino de la Mantícora. Parece un hombre duro y de armas. Se rumorea que formó parte de los ejércitos de Reino Bosque y que se licenció con bastante graduación.
  • Ahmed Yfzahl
    • Propietario de la posada "El Descanso del Emir", en Ôsman. Se trata de un hombre vivo, de genio rápido y que le gusta el dinero fácil. No es de fiar ni para su propia sombra, pero dentro de lo que cabe es un hombre bastante íntegro que no duda en ayudar a quien lo necesite, aunque siempre pida algo a cambio, no es un hombre malo.

Lugares
  • Ôsman es la tercera ciudad en importancia del reino de Virsitán. En ella hay una guarnición muy importante de soldados, comandada por el emir Hisham al-Din. Tiene un zoco comercial muy sonado ya que este enclave marca la frontera entre Virstián y Reino Bosque y se encuentra sobre el Camino de la Mantícora.
  • El Descanso del Emir. Se trata de una posada regentada por Ahmed Yfzahl. Un sitio alejado del centro de Ôsman, junto a las murallas de la ciudad. Es una posada bastante tranquila, utilizada por algunas caravanas como punto de refresco o de origen. La planta del edificio principal hace una L de dos alturas, encerrando una pequeña plaza dónde se encuentran las caballerizas y las habitaciones de los empleados. En el centro de la plaza hay una fuente de exquisita manufactura. Un circulo inundado de agua es concéntrico con un pozo del que se puede extraer agua fresca durante todo el año. Se dice que ese pozo jamás se ha secado. 
    La posada es asequible y sus productos son de buena calidad. Además, por su proximidad con las murallas, permite que en ciertas ocasiones, ciertas personas pasen desapercibidas si las condiciones lo requieren y las monedas suenan en el bolsillo de Ahmed.


Como os podéis imaginar, las imágenes no son mías. Los enlaces a sus respectivas páginas están aquí :D


Ôsman

¡Que los dados os sean favorables!